Recuerdo a mi Simón….
"La
quietud sujetó con recia mano al pobre perro inquieto, y para siempre fiel se
acostó en su madre piadosa tierra. Sus ojos mansos no clavarán en los míos con
la tristeza de faltarle el habla; no lamerá mi mano ni en mi regazo su cabeza
fina reposará. Y ahora, ¿en qué sueñas? ¿Dónde se fue tu espíritu sumiso? ¿no
hay otro mundo en que revivas tú, mi pobre bestia, y encima de los cielos te
pasees brincando al lado mío? ¡El otro mundo! ¡Otro... otro y no éste! Un mundo
sin el perro, sin las montañas blandas, sin los serenos ríos a que flanquean
los serenos árboles, sin pájaros ni flores, sin perros, sin caballos, sin
bueyes que aran... ¡el otro mundo! ¡Mundo de los espíritus!
Pero
allí ¿no tendremos en torno de nuestra alma las almas de las cosas de que vive,
el alma de los campos, las almas de las rocas, las almas de los árboles y ríos,
las de las bestias? Allá, en el otro mundo, tu alma, pobre perro, ¿no habrá de
recostar en mi regazo espiritual su espiritual cabeza? La luenga de tu alma,
pobre amigo, ¿no lamerá la mano de mi alma? ¡El otro mundo! ¡Otro... otro y no
éste! ¡Oh, ya no volverás, mi pobre perro, a sumergir los ojos en los ojos que
fueron tu mandato; ve, ¡la tierra te arranca de quien fue tu ideal, tu dios, tu
gloria! Pero él, tu triste amo, ¿te tendrá en la otra vida? ¡El otro mundo!...
¡El otro mundo es el del puro espíritu! ¡Del espíritu puro! ¡Oh, terrible
pureza, inanidad, vacío! ¿No volveré a encontrarte, manso amigo? ¿Serás allí un
recuerdo, recuerdo puro? Y este recuerdo ¿no correrá a mis ojos? ¿No saltará,
blandiendo en alegría enhiesto el rabo? ¿No lamerá la mano de mi espíritu? ¿No
mirará a mis ojos? Ese recuerdo, ¿no serás tú, tú mismo, dueño de ti, viviendo
vida eterna? Tus sueños, ¿Qué se hicieron? ¿Qué la piedad con que leal seguiste
de mi voz el mandato?
Yo
fui tu religión, yo fui tu gloria; a Dios en mí soñaste; mis ojos fueron para
ti ventana del otro mundo. ¿Si supieras, mi perro, qué triste está tu dios,
porque te has muerto? ¡También tu dios se morirá algún día! Moriste con tus
ojos en mis ojos clavados, tal vez buscando en éstos el misterio que te envolvía.
Y tus pupilas tristes a espiar avezadas mis deseos, preguntar parecían: ¿Adónde
vamos, mi amo? ¿Adónde vamos? El vivir con el hombre, pobre bestia, te ha dado
acaso un anhelar oscuro que el lobo no conoce; ¡tal vez cuando acostabas la
cabeza en mi regazo vagamente soñabas en ser hombre después de muerto! ¡Ser
hombre, pobre bestia! Mira, mi pobre amigo, mi fiel creyente; al ver morir tus
ojos que me miran, al ver cristalizarse tu mirada, antes fluida, yo también te
pregunto: ¿adónde vamos? ¡Ser hombre, pobre perro! Mira, tu hermano, ese otro
pobre perro, junto a la tumba de su dios, tendido, aullando a los cielos,
¡llama a la muerte! Tú has muerto en mansedumbre, tú con dulzura, entregándote
a mí en la suprema sumisión de la vida; pero él, el que gime junto a la tumba
de su dios, de su amo, ni morir sabe.
Tú al morir presentías vagamente vivir en mi memoria, no morirte
del todo, pero tu pobre hermano se ve ya muerto en vida, se ve perdido y aúlla
al cielo suplicando muerte.
Descansa
en paz, mi pobre compañero, descansa en paz; más triste la suerte de tu dios
que no la tuya. Los dioses lloran, los dioses lloran cuando muere el perro que
les lamió las manos, que les miró a los ojos, y al mirarles así les preguntaba:
¿adónde vamos?
Miguel de Unamuno
gracias
mi Simon,te llevo siempre en mi alma nunca te olvidare....15 de Mayo d
Comentarios
Publicar un comentario