la amistad


Hay dos tipos de amistad: la casual y la profunda. Amistad casual es aquella formada por un ‘accidente’ social, tal vez fundamentada en un interés propio, con interacciones someras y precipitadas, con necesidades egoístas y que, generalmente, conlleva problemas; en palabras coloquiales, es la popular ‘compinchería’.
La amistad profunda, por su parte, implica intimidad con propósito, amor e integridad, compromiso y responsabilidad, pensar en el bienestar del otro más que en el propio; por supuesto que este tipo de relación demanda de nosotros trabajo, mucha paciencia y dominio propio para no expresar sentimientos momentáneos y negativos que dañan.
En este tema es primordial hablar de amor, pues el amor implica amistad, y en la verdadera amistad se desarrolla el amor. Un sabio importante dijo una vez: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”.
Sin amor, pasaremos toda la vida buscando valor personal y seguridad en espejismos que se parecen a la amistad, como la ‘compinchería’. Todas las relaciones humanas que no están motivadas por el amor son, en definitiva, vacías.
La amistad en las relaciones amorosas es otra cosa y tiene un papel fundamental, puesto que determina el camino y el destino de esa relación.
Debe estar encaminada a despertar el amor hasta que se esté listo para la siguiente etapa.
A menudo pensamos que la primera y única etapa es enamorarse; sin embargo, esta experiencia llena temporalmente la necesidad de amor y es una solución necesaria pero momentánea. Los estudios científicos reportan que dura tan solo unos meses. Por lo cual, es necesario sembrar amor con actos incondicionales hacia el otro si queremos que la relación funcione y perdure. Cosecharás lo que siembras, si das amor recibes amor.
¿Qué tipo de amistad, usualmente, estableces?, ¿Cuál es tu motivación en las relaciones que buscas?, ¿Agradarte a ti mismo o conocer y servir a los demás?, ¿Te entregas física o emocionalmente? El propósito es que cuando mires hacia atrás veas que esa historia de amor no trae lágrimas de remordimiento sino de gozo, que sea una historia de amor desinteresado y de valor de vida.
FLOR TRUJILLO PSICÓLOGA EXPERTA EN TEMAS DE FAMILIA *

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